Por John Paul Fonseca Álvarez
Director Ejecutivo del Instituto AMAGI
En los últimos días nos han bombardeado con la alarmante situación de la C.C.S.S, es una situación que le incumbe a la mayoría de los costarricenses y de la cual se escucha hablar constantemente en los medios de comunicación.
Es alarmante, porque bien es sabido que en Costa Rica hay instituciones y personas o personajes intocables, podemos mencionar a Pepe Figueres, “la virgencita”, el “chunche Montero” y, hay que decirlo, el Seguro Social es uno de esos temas de los cuales cuesta discutir sanamente sin caer en simplismos y discursos pasionales.
La situación es grave, la presidenta del país ha salido a reconocerlo y plantea una vez más una comisión. Parece solución típica en los gobiernos socialdemócratas, crear una comisión, crear un ministerio sin cartera o por qué no, una institución autónoma. Dicha comisión, al parecer, ya ha recibido sus críticas de parte de encargados de la C.C.S.S, que se supone son ya los encargados de buscar soluciones.
¿Tiene esta situación una solución?
Personalmente creo que la C.C.S.S está en estado terminal y cualquier intento de darle vitaminas o de pasarlo a un proceso doloroso de quimioterapia, nos dolerá más a los costarricenses en el bolsillo. El problema es estructural y no cuenta con una solución que una comisión vaya a recomendar. El problema es el modelo, el modelo se basa en una mentira; en un mito, el mito de la solidaridad.
Por esto es claro que el problema es de fondo, hay que dar la libertad de elegir a los trabajadores, se debe evitar subsidiar al empleado perjudicando al desempleado y es hora dejar de lado la falsa idea del “patrono explotador” que debe cargar sobre sus hombros al burócrata y su sequito de aduladores. El sistema está quebrado y merecemos que se reforme, merecemos oportunidades para elegir y generar riqueza. La juventud no merece heredar un sistema quebrado, merece un sistema solidario, basado en la verdadera solidaridad, la voluntaria.
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