Por Asdrúbal Vargas Presidente Instituto AMAGI |
“Por
muy egoísta que se suponga que es el hombre, es evidente que hay en su
naturaleza algunos principios, que le hacen interesarse por la fortuna de los
demás, y hacerle necesaria su felicidad, aunque nada derive de ella si no es el
placer de verla” -Adam Smith
Hoy se celebra a nivel mundial el
Día Internacional del Voluntariado, una fecha que debe verse como la oda a las
miles de acciones voluntarias que suceden día a día en el planeta y que en
ellas, se engloban las aspiraciones de miles de individuos. Justo al inicio de
un mes que invita a la solidaridad, me gustaría hacer una pequeña reflexión
sobre este tema.
Se ha convertido en la constante
dentro de los discursos populares enarbolar la bandera de la solidaridad para
clamar por una sociedad más justa y equitativa. Esta crítica se fundamenta en
una visión errónea que vislumbra a la riqueza como un bien escaso, a la cual
aplica también la famosa ley de la conservación de la materia… La riqueza no se crea ni se destruye, sólo
se transforma.
Bajo esta lógica resulta natural
pensar que el éxito de cualquier individuo se obtiene a costa del sufrimiento
de miles de personas, que la desnutrición de un niño se debe a la opulencia del
rico y que para lograr mejores niveles de desarrollo humano resulte menester la transferencia de riqueza.
Sin ahondar en la falacia que
implica esta premisa que termina en la abolición total del sistema de
incentivos en una sociedad, la negación de la propiedad privada y en la
redistribución de la pobreza, es mi interés ahondar un poco más en las
motivaciones que impulsan esta consigna.
Ludwig von Mises señala que “En décadas
recientes pocos son los que han logrado permanecer inmunes al éxito de la
crítica socialista al orden social capitalista. Incluso aquellos que no
desearon capitular ante el socialismo han intentado de diverso modo actuar de
acuerdo a su crítica de la propiedad privada de los medios de producción. De
tal modo han originado sistemas mal diseñados, eclécticos en su teoría y
débiles en su política, que buscaron una reconciliación de sus contradicciones.”[1]
La apreciación de von Mises
refleja el evidente espíritu emocional que impregna a las instituciones gubernamentales
de beneficencia, en las cuales el dinero de todos los contribuyentes es extraído
a la fuerza con el justificante de un bien
superior que busca la equidad social.
Como señalaba Murray Rothbard es
muy sencillo ser notablemente compasivo cuando otros son obligados a pagar el
costo que la misma representa. Y esta tergiversada compasión muestra que hay
personas en la sociedad que saben que existe un problema social, pero que alguien debe hacerse cargo del mismo.
Hay personas que prefieren
representar ese alguien en la figura
paternal del Estado, quien convenientemente institucionaliza la caridad desvaneciendo
la cuota de responsabilidad que puedo tener en la solución de los problemas
sociales.
Y aquí es donde el discurso
liberal del egoísmo racional sufre fuertes críticas morales al acusarnos de
insensibles y deshumanizados. Se asume que el individuo al buscar su propio
interés incita a la marginalización de los problemas sociales, cuando en la
realidad vemos que eso no es cierto.
Todos los días vemos ejemplos de
personas que invierten su tiempo para crear mejores condiciones para aquellos
en riesgo social, voluntarios que ponen un plato de comida en manos de
indigentes, e individuos que otorgan segundas oportunidades a personas en rehabilitación.
La constante de cada una de estas interacciones humanas es la satisfacción de
saber que se ha realizado una buena acción para el prójimo, la de sentir el
dolor ajeno como propio y asignarle más valor a la sonrisa de un niño que al
dinero y tiempo invertido.
Ese es el valor subjetivo de las
acciones humanas, y la razón por la cual la verdadera solidaridad es
voluntaria. Ésta además sensibiliza, implica el involucramiento directo entre
individuos para resolver problemas y una mejor asignación de recursos.
En Instituto AMAGI estamos
organizando una colecta de ropa para personas que viven en las calles a través
de la Fundación Pro Mundo, la cual se dedica de forma privada a brindarles
segundas oportunidades a personas que lo necesitan.
Si a usted también le preocupa la
solidaridad lo invitamos a que predique con el ejemplo y nos acompañe este
próximo miércoles 11 de diciembre de 10:00 am a 5:00 pm en el pretil de la Universidad
de Costa Rica.
[1] Ludwig von Mises. "Socialismos Y Pseudosocialismos" Extractado de Von Mises, Socialism: An
Economic and Sociological Analysis, capítulos 14 y 15.
No hay comentarios:
Publicar un comentario