19 de junio de 2011

Café y Libertad: Comercializar con la salud

EDITORIAL
Instituto AMAGI
De los argumentos más renombrados y hasta desgastados por parte de los socialistas en contra de las políticas liberales, es en este caso el de la privatización de los servicios de salud, es la “inmoralidad” de su comercialización. Traemos este tema a discusión  debido al debate acerca de la legalización del procedimiento denominado: fertilización in vitro


En sí la explicación de la técnica es bastante sencilla; se trata de la fecundación de los óvulos por parte de los espermatozoides fuera del cuerpo de la madre, para luego ser implantados en el cuerpo de esta y que continúen con su crecimiento normal. La técnica es apoyada por una gran parte de los costarricenses; no obstante, el problema viene en cómo ponerla en práctica.
Se está argumentando que sea la CCSS quien realice el procedimiento por dos razones principalmente. La primera es que los asegurados pagan a la CCSS y tienen derecho a recibir el procedimiento. La segunda es claro, que si no lo hace la CCSS lo harán clínicas privadas, por lo tanto se está comercializando con la salud. Ambas tesis son incongruentes.
En relación al primer argumento, este se centra en el derecho como asegurados de la CCSS a recibir el servicio, la palabra clave aquí es ‘asegurado’. Los seguros de la CCSS no pretendían inventarse para que las personas accedieran a procedimientos caros y no esenciales, sino para que todas las personas, especialmente los más pobres, tuvieran un tratamiento médico en caso de accidentes y padecimientos clínicos. Hoy en día no se está cumpliendo ni siquiera con el tratamiento, supuestamente “solidario”, a los más pobres. El sistema les hace esperar meses y años para una operación, largas filas para una consulta y ni hablemos de los problemas con las medicinas. Si la CCSS no puede cumplir con sus funciones básicas y “solidarias”, mucho está para ser sobrecargada por este tipo de procedimientos.
Lo anterior nos trae al próximo punto, la comercialización. Bien la realidad es una, ya se comercializa con los procedimientos médicos y no nos referimos precisamente a las clínicas privadas. Los doctores de la CCSS reciben un salario, por lo tanto están obteniendo un beneficio económico, es decir lucrando. Los doctores, en su mayoría, no trabajan por caridad, trabajan para servirse a ellos mismos en cuanto a sus necesidades económicas. Para que no se comercializara la salud y fuese realmente gratuita, el Estado debería forzar a los médicos a trabajar de gratis y cuando la gente lo demanda, técnicamente convertirlos en esclavos. Aun si esto sucedería, los instrumentos y equipos que utilizan los doctores tampoco son gratis. ¿Deberíamos obligar a alguien a hacer una producción gratuita de los mismos? Otros dirán que es válido que un médico reciba compensación por su trabajo, pero no que un empresario cargue un monto extra para él. Pero de no ser así, ¿entonces quién pone la infraestructura, organiza el personal y propone la inversión inicial?
En relación con lo expuesto, en AMAGI creemos que no hay nada de malo con comercializar tratamientos para la salud. Al fin y al cabo, es un simple trato voluntario. El doctor se siente beneficiado al dar su trabajo por una remuneración, y el paciente prefiere dar esa remuneración a no ser curado.

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