13 de abril de 2014

¿Peligro Transnacional?

Por Germán Felipe Vega
Economista Instituto AMAGI

Costa Rica ha sido uno de los países preferidos en la región centroamericana por algunas empresas transnacionales (MNC) para asentar parte de sus operaciones. Lo que empezó con el surgimiento de las empresas maquiladoras en los años 70 y 80, se transformó en inversión extranjera directa (IED) dedicada al “outsourcing” de servicios y a la manufactura de equipo especializado. Quizás el caso más representativo de esta disyuntiva es el caso de la empresa Intel Corporation, la cual se ha estableció una planta de microprocesadores en Costa Rica en 1998, a la cual luego añadió un centro de servicios compartidos así como diversas áreas de diseño y reingeniería. Tras un desarrollo exitoso de la planta en Costa Rica, vinieron otras empresas en industrias tan diversas como servicios médicos hasta centrales de llamadas.

Sin embargo, este lunes 7 de abril Intel anunció el traslado de sus operaciones de manufactura en Costa Rica a Vietnam, cesando a 1,400 trabajadores en el proceso. Así mismo, Bank of America anunció el cierre de su centro de servicios, lo cual implicaba el despido de los 1,500 colaboradores locales de la empresa. Casi una semana después de lo acontecido, rondan muchos comentarios culpando a la IED de “anti-social”, enfatizando en las “consecuencias” negativas de la apertura comercial de nuestro país y la alta dependencia de la producción y las exportaciones en empresas extranjeras. Si bien es cierto que Intel representa cerca del 25% de las exportaciones de Costa Rica y aproximadamente un 6% del PIB, debemos dejar de juzgar las políticas por sus objetivos y empezar a analizar sus resultados.

Hoy día, el modelo de atracción de IED ha demostrado ser robusto; con una tasa de crecimiento promedio de los últimos tres años del 12.5%, en 2013 se logró la atracción de 35 empresas nuevas, las cuales generaron 7,123 nuevos empleos directos en servicios, ciencias de la vida, y manufactura avanzada, así como alrededor de 13,000 empleos indirectos. Adicionalmente, el 60% de los nuevos empleos se crearon en el sector servicios, el cual emplea en principalmente a personas jóvenes, con una edad promedio de 29 años, y en un 80% provenientes de una secundaria pública. Lo que hace 20 años se enfocaba en empresas que exteriorizaban sus procesos productivos a economías emergentes, hoy se ha trasladado a industrias más complejas en términos del capital humano empleado así como las técnicas de producción utilizadas.

Más allá de la generación de empleo, la IED en Costa Rica ha demostrado traer consigo algo mucho más valioso que la contratación de mano de obra y el levantamiento de capital productivo: las habilidades blandas. Estas habilidades blandas o “soft-skills” son aquellas relacionadas con las habilidades para la comunicación, las relaciones interpersonales, ética de trabajo, y trabajo en equipo, entre otras. Un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo encontró que en Costa Rica se han dado importantes derrames de conocimiento de las MNC a la industria local. Dicho estudio encontró que entre 2001 y 2007, los ex empleados de MNCs habían fundado 1,735 empresas, de las cuales un 80% se mantenían en operación hasta finales de 2010. Esto implica que la tasa de fracaso de las empresas creadas por ex empleados de MNCs es de un 16.7%, muy por debajo de la cifra de 40% reportada por el Observatorio de Mipymes para el país. Adicionalmente, estos ex empleados ahora empresarios indicaron que las habilidades más importantes que aprendieron durante su experiencia en una MNC se encontraban el trabajo en equipo, el conocimiento técnico, y la administración del riesgo y la incertidumbre. Sin la ayuda del conocimiento aprendido en un MNC, estos empresarios quizás no hubiesen podido levantar su negocio con una mayor tasa de éxito. 

El balance de la apertura hacia nueva y diversa IED ha sido provechoso para nuestro país: desde una diversificación de nuestra estructura productiva hasta derrames de conocimiento de habilidades blandas, la realidad es que poco a poco Costa Rica ha dejado de ser una economía agrícola pequeña y cerrada a una economía de servicios un poco más grande pero insertada de lleno en el campo de juego global. Dicen los vendedores que atraer un cliente nuevo cuesta casi 5 veces más que mantener a uno existente. Tras la salida de estas dos importantes empresas de Costa Rica, no quedará de otra más que hacer un esfuerzo 5 veces mayor para hacer de este país un mejor lugar para hacer negocios. Con ubicaciones desalentadoras en los índices de facilidad para realizar negocios del Banco Mundial, así como altos costos de la electricidad, un alarmante déficit fiscal, y una infraestructura vial y portuaria con hasta 40 años de rezago, tenemos muy claro cuáles deben ser los principales flancos de ataque para el desarrollo de Costa Rica.

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