Por Abraham Salazar Instituto AMAGI |
Con
las elecciones de Costa Rica en ciernes, no queda más que decir que siempre son
tiempos difíciles para todos, incluso para aquellos a los que les encantan las
ciencias políticas, ya que somos víctimas de bombardeos constantes de más
información de la que podemos procesar de forma cuidadosa sobre los diversos
candidatos. Estas elecciones costarricenses son probablemente las más
complicadas en mucho tiempo por varias razones.
La
primera razón radica en que ha existido un continuismo por parte del partido
oficialista por dos períodos presidenciales, lo cual desgasta la imagen pública
de dicha agrupación política, especialmente por las dificultades internas y
externas que ha tenido que afrontar.
La
segunda razón es la división que se ha dado en el electorado costarricense a
partir de la desaparición del bipartidismo que existió por mucho tiempo,
permitiendo el ascenso de nuevas corrientes ideológicas, esto ha llevado a la
confusión a algunos, ya sea por desinformación o por simple falta de cuidado de
apoyar a un partido que no necesariamente refleje lo que esa persona crea.
La
tercera ha sido la campaña política y la actuación de todos los involucrados,
los candidatos a presidente y diputado, el equipo de campaña, los medios de
comunicación formal e informal y finalmente el mismo electorado, aunque este
último merece ser apartado. Los primeros, relacionados a agrupaciones
políticas, puedo decir que algunos han sido mucho más efectivos dando a conocer
sus ideas que otros, aun cuando dichas ideas no son las mejores para el país.
De los medios de comunicación, algunos se lucieron con sus debates y
entrevistas, otros fallaron en este ejercicio pero creo que la gran mayoría han
sido imparciales y han dado su espacio a los principales actores políticos de
la contienda electoral.
Entremos
al electorado, creo que en Costa Rica no se ha visto un electorado tan volátil
como el de estas elecciones en mucho tiempo, lo he escuchado de mis abuelos y
de personas que ya han vivido un número significativo de elecciones, incluidas
las de 1948.
La
diferencia ahora es como las redes sociales han jugado un nuevo factor para
movilizar información en el electorado, no siempre para bien, digo que no
siempre para bien porque he visto como mensajes se distorsionan desde la fuente
primaria hasta que no son ni la sombra de lo que originalmente eran, de la
misma forma he observado con indignación llamados a desconocer la democracia y
el sistema electoral costarricense, siendo este uno de los más seguros de
América, peor aún me horrorizo al ver como hablan de agresiones físicas,
disturbios y amenazas de muerte si su candidato no gana las elecciones.
Decepciona
que los costarricenses han caído en un juego de mentiras, cargado de imágenes,
gráficos, comentarios, entre otros, de los cuales se han válido hasta de
Photoshop para denigran a otros partidos, eso a nivel de las redes sociales. En
la vía pública he visto con horror como miembros cegados de un partido golpean
a un solo individuo por ir con otro partido, como dañan propiedades públicas y
privadas con grafitis y un sin número de actos más, algunos que presencie,
otros que he visto los estragos posteriores.
La
gente ha olvidado que el sufragio debe ser responsable y que no se trata de un
acto cualquiera, no es simplemente creer lo que dice el candidato de su agrado
en una entrevista o un debate. El voto implica leer planes de gobiernos de
todos los partidos o al menos los principales, implica escuchar otros
candidatos, implica estudiar políticas públicas y que dicen estudios sobre los
resultados de dichas políticas. No sé trata de actuar como miembro de una barra
o realizar actos criminales. El sufragio se vive y se estudia para realizarlo
de la mejor forma posible.
Sé que puede sonar
tedioso para la mayoría el que se tenga que estudiar los planes de gobiernos y
las políticas públicas de un partido, averiguar quienes son los equipos de
trabajo, la experiencia que cuentan en las áreas que desempeñen y de igual
forma llevar a cabo dicho análisis con cada candidato, pero debemos recordar
que el sufragio aparte de un derecho, es también un deber y Costa Rica vale ese
esfuerzo, su familia vale ese tiempo dedicado a estudiar cada
propuesta y su futuro depende del voto responsable.
Finalmente invito a las y los costarricenses a
votar responsablemente este domingo dos de febrero. Yo de la misma forma iré a
votar por Costa Rica y por el candidato
que más me represente, por esa que más se acerce a nuestro norte de Libertad promoviendo menos impuestos, menos gasto público, respeto de nuestros derechos
y más libertades para los costarricenses.
Totalmente de acuerdo con el artículo, el votar no es simplemente ir a marcar una casilla y decir que cumplí, al haber adquirido este derecho como costarricenses simultáneamente adquirimos un deber, el mismo involucra el que cada persona se informe y sepa que al elegir un candidato así van a ser las consecuencias para su futuro. Así que insto a todos para que al menos leamos las propuestas de los candidatos que más creamos que van con nuestros ideales de vida y este 2 de febrero vayamos confiados y seguros.
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