6 de agosto de 2013

Endeudamiento en Dólares ¿Riesgo Cambiario?

Por German Felipe Vega
Colaborador Instituto AMAGI
La semana pasada el Banco Central (BCCR) publicó su revisión periódica del programa macroeconómico para el presente bienio. Sin sorpresa para muchos, el BCCR eliminó la restricción al crédito impuesta a principios de año, confiando en la aprobación expedita de las reformas regulatorias para los mercados financieros. Detrás de todo esto se encuentra un fuerte interés del BCCR en “desdolarizar” el sistema financiero, el cual parece estar generando una voz de alarma exacerbada.

                Para el BCCR, la principal preocupación es la dolarización parcial del sistema financiero ya que  49% de los créditos se encuentran dolarizados. Esto implica que aquellos con ingresos en colones y créditos en dólares (llamados no generadores) asumen cierto riesgo cambiario: si el tipo de cambio aumenta, el dólar se hace más caro por lo cual deberán utilizar más colones para pagar las cuotas dolarizadas sobre sus préstamos. Ante ello el BCCR ha advertido sobre los riesgos que asumen las familias y empresas al adquirir una deuda en dólares, pero esta alarma parece estarse sobredimensionando, generando un incentivo hacia colonizar los préstamos actuales.

                Si bien es cierto que endeudarse en dólares implica tener que hacerle frente a las variaciones en el tipo de cambio, estas deben ser muy elevadas tal que el crédito en dólares se rechace por completo. Tomemos un ejemplo. Supongamos una familia que necesita 30 millones de colones para financiar la compra de su vivienda y puede escoger entre endeudarse en colones (a una tasa promedio actual de 10.4%) o endeudarse en dólares (con una tasa promedio actual de 8.5%), ambos a 30 años plazo mediante un crédito hipotecario. Bajo las condiciones actuales, el crédito en colones paga una cuota mensual de 364,000 mientras que el crédito en dólares paga una cuota de 307 mil colones. Es este diferencial de tasas que permite que la familia ahorre 57 mil colones mensuales al endeudarse en dólares. Adicionalmente, bajo condiciones actuales, la única manera mediante la cual la cuota en dólares resulte más cara que la cuota en colones es con una devaluación del 18.4%, lo cual representa hoy día un monto cercano a los 92 colones por dólar, llevando el tipo de cambio a 592, un monto mayor al dato histórico más elevado para el tipo de cambio en la historia cambiaria de Costa Rica. 

                 Por otra parte, endeudarse en colones también implica hacerle frente a las variaciones en las tasas de interés locales, que han demostrado ser muy volátiles e inestables en el último año. Hace escasos meses, a mediados de octubre de 2012, la tasa básica pasiva (TBP) alcanzó un máximo de 11.00%. Desde entonces, la TBP ha disminuido a 6.60%, pero esta cifra se encuentra condicionada al cumplimiento de situaciones poco creíbles en el contexto actual: mientras el déficit fiscal continúe en ascenso causando una mayor demanda por crédito por parte del Estado, no hay razón por la cual las tasas locales se mantengan en un vecindario relativamente bajo. Esto significa, en nuestro ejemplo, que, de dispararse la tasa a niveles como los experimentados a finales de 2012, la cuota del préstamo aumentaría en unos 105 mil colones, alcanzado una cifra de aproximadamente 470 mil colones.

                Ante tal panorama se pueden extraer dos conclusiones. Primero, el endeudamiento en dólares tiene como principal atractivo su bajo costo, atractivo que seguirá siendo aplicable aún bajo situaciones económicas “extremas”. Segundo, escoger cual riesgo de tasa de interés se desea asumir es quizás más importante que asumir un riesgo cambiario. Si bien es cierto que colocar créditos a no generadores aumenta el riesgo cambiario, la inestabilidad de la tasa básica en periodos de deterioro fiscal aumenta el riesgo de tasa de interés así como el costo financiero de las operaciones crediticias. Si la meta del BCCR es una migración de los créditos hacia moneda nacional, sus políticas deben concentrarse en afectar uno de los fundamentales de los diferenciales entre las tasas locales y las extranjeras: llevar la inflación costarricense a rangos cercanos a la de sus principales socios comerciales.

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