EDITORIAL
“El
hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para
engañar a los otros” Jaime Balmes
Aparentemente
para Costa Rica este año 2012 ha representado una reivindicación de la moralidad,
de lo éticamente correcto, de volver a los valores de antaño… Siendo encabezado
este sentimiento “socialmente aceptado” de la mano de los padres de la patria
sentados en el Congreso.
Y
es que no sabemos a ciencia cierta en Instituto AMAGI si las últimas políticas
públicas que se han estado impulsando en la Asamblea Legislativa que implican
observar la restricción a las libertades individuales como algo normal,
responden a un clamor popular o a una hipocresía moral que aparentemente ha
inundado al gobierno y cuenta con el complaciente silencio por parte de muchos
costarricenses.
En
esta ocasión hablaremos propiamente de 2 temas: La desestimación del proyecto
de ley que pretendía modificar la ley de patentes de licores y la amenaza que
espera aprobación en el congreso de multar altamente el consumo de licor en la
vía pública.
Si
bien cierto el tema lleva tiempo enterrado en Cuesta de Moras, la propuesta
modificar la ley de patentes pretendía eliminar la famosa “Ley Seca” que
prohibía la venta de licor en las celebraciones del jueves y viernes santo y el
día de las elecciones presidenciales, liberalizar la venta de patentes de
licores que fomentaba un alto grado de corrupción con la venta y alquiler de
patentes y reducir las restricciones de poner establecimientos que expendan
licor cerca de escuelas e iglesias.
La
ley no pudo ser modificada ante los alegatos de muchos legisladores de que era “éticamente
incorrecto” fomentar el consumo de licor mediante la liberalización de patentes
o que la opción de tener bares cerca de escuelas y colegios podía darle un
terrible ejemplo a los niños, sin mencionar la violación a la tradición
religiosa de la solemnidad de la Semana Santa.
Todas
estas declaraciones moralistas apoyadas por algunos ciudadanos, dejan de lado
la verdadera realidad de una sociedad costarricense hipócrita que en ante todas
las prohibiciones buscan la forma de eludir los controles municipales y realizar
hasta ventas clandestinas de licor incentivando incluso el consumo y venta del
mismo en los días previos. La medida no sólo hubiera solucionado este rutinario
problema si no además hubiera permitido a las municipalidades aumentar la
recolección de tributos que pudieran ser invertidas en otras necesidades
locales.
Y
a este tema, junto con la recientemente aprobada ley anti-tabaco, se le suma el
intento gubernamental de sancionar con altísimas multas de hasta 180 mil
colones el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública. Parece increíble
que mientras el Estado costarricense sigue siendo el mayor productor de guaro
en el país, por el otro lado aparezca ante los costarricense aduciendo que
deseo desestimular el consumo de licor y el mal ejemplo que esto brinda a la
sociedad mediante una multa que no es otra cosa más que un impuesto de consumo.
En
Instituto AMAGI observamos con mucha preocupación como las prioridades de esta
administración se centran cada vez más en medidas absurdas cuyo objetivo no es
otro más que las del prohibicionismo a los ciudadanos, dejando de lado por
completo el inicio de discusiones vitales en la construcción de una sociedad
más libre y próspera.
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