Ernesto Aquino |
toda la humanidad que hay en el hombre
desaparece en los “acuerdos”,
mientras huye.
Sobre el gran coliseo
de la espera,
quedan los pueblos
-con sus misericordias y perdones;
su olvido de soñador inveterado-,
tolerando el arribismo
de los mediocres,
y soportando el parasitismo
de las odiosas minorías
que los gobiernan.
Sobre la arena de la obediencia,
quedan los pueblos;
tendidos como alfombra
ante la falsa majestad
de los fantoches.
Y entran en la historia,
por la puerta
de los crucificados,
del brazo de otros pueblos
que pasarán, de ser espectadores,
a protagonizar otras versiones
de la puesta en escena;
llevando a cuestas
el faldón miserable de sus miedos,
con su estigma
de dueños adeudados
que ignoraron el tesoro de su fuerza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario