12 de octubre de 2011

Liberalismo en Francia

Por. Dr. Emmanuel Martin*

Francia puede ser vista históricamente como la cuna del liberalismo con voceros del libre comercio como Étienne Bonnot Condillac, Anne Robert Jacques Turgot, Jean-Baptiste Say o Frédéric Bastiat, y con una revolución que inició como un movimiento liberal antes de convertirse en terror. Sin embargo el liberalismo no es popular en Francia en la actualidad.

La razón histórica para esto es probablemente la tradición de un desarrollo ‘inducido por el Estado’ que proviene desde Colbert. Segundo, parte de la Revolución Francesa, cuando suprimió a los ‘cuerpos intermediarios’ (asociaciones, gremios, etc) redujo a la sociedad al ‘‘individuo-ciudadano y al Estado)’’, una receta perfecta para destruir la sociedad civil y la libertad de educación que la facilita.

 La centralización se fortaleció bajo Napoleón I (aunque la homogenización de la ley sin duda contribuyó a la reducción de la incertidumbre legal, un elemento crucial para el desarrollo capitalista). Y después el siglo XIX vio el nacimiento de las ideas socialistas. El Frente Popular (socialista) en los 1930s esencialmente se enfrentó a una Derecha nacionalista, racista y conservadora. Después de la Segunda Guerra Mundal los comunistas eran muy poderosos. Cuando el General de Gaulle llegó al poder  en 1958 el escogió la ‘tercera vía’: ni capitalismo ni socialismo (aunque uno de sus asesores económicos era el muy liberal Jacques Rueff). El economista Raymond Barre es probablemente la única figura cercana al liberalismo (suprimió los controles de precio a finales de los 70’s cuando él era primer ministro). Hasta ahora la tercera vía ha sido la imperante con una versión más intensa en 1981 cuando los socialistas y los comunistas ganaron la elección presidencial con su programa en común, y una versión más ligera (muy ligera) cuando una derecha liberal tomó el gobierno en 1986, con un equipo de jóvenes reformistas que incluía a Alain Madelin que pronto tuvo que acoplarse con la pronta batalla electoral. En los 90’s Madelin creó el partido liberal: Democracia Liberal quien rápido desapareció.

La casta política francesa ha sido entrenada en la Escuela Nacional de Administración o Politécnica, donde se les ha enseñado a ‘administrar’ al país, aprender macroeconomía Keynesiana, ‘política industrial’ y poder entender poco del emprendedurismo y su conexión con el desarrollo económico. Los políticos son servidores civiles que obtienen un trabajo en alguno de los muchos concejos, misiones, comités; cuando pierden una elección: su carrera política se profesionaliza en el servicio público. Piensan como servidores públicos, y adoran el Estado Niñera. Uno decididamente encuentra pocos trazos del liberalismo en la política francesa: sólo dos partidos liberales muy pequeños se crearon en los 2000: Alternativa Liberal (que se convirtió en una asociación este año) y el Partido Demócrata Liberal de Aurélien Verón.

El ideal republicano francés estatista, se ha expandido, combinado con un sentimiento de repulsión hacia el modelo ‘anglosajón’, conectado con el libre comercio, capitalismo, minarquismo, etc.  El sistema educativo nacional de Francia en el cual la mayoría de profesores son izquierdistas y donde los programas centralizados en historia y economía que hasta hace poco eran hechos por marxistas; también pueden explicar este caso de la actualidad. ‘‘Cuando la educación se pudre, las cabezas se pudren’’. Lo mismo va con los intelectuales y los periodistas, ‘los tratantes de segunda mano’ en -ideas: ambas ‘‘castas’’ eran izquierdistas en su mayoría, con fuertes seguidores del comunismo (Sartre por ejemplo) y muy populares entre la juventud en los 60’s y 70’s. La caída del Muro de Berlin y el la realidad del comunismo en el mundo no funcionó como shock eléctrico para estos intelectuales izquierdistas como debió haber sido: siempre es difícil aceptar los errores propios.

En el siglo XX, los liberales intelectuales eran pocos en Francia. En los 60’s Jacques Rueff creó la Asociación para la Libertad Económica y el Progreso Social; retomada por Jacques Garello al final de los 70’s. El último creó el grupo Nueva Economía en Aix-en-Provence (Economía Austriaca, Public Choice…), organizando una Universidad de verano todos los años desde 1978, escribiendo un boletín (La Nouvelle Lettre) desde 1981 (después un sitio web www.libres.org). Henri Lepage, ahora director del Instituto Turgot, escribió cuatro libros importantes a finales de los 70’s y a principios de los 80’s, popularizando las ideas de la Teoría de la Elección Pública, Economía Bequeriana, Economía Austriaca, Ley & Economía y defendiendo el liberalismo y el capitalismo cuando la izquierda estaba sin dudas ganando la batalla teórica. Un pensador como Jean- François Revel también fue importante en esta batalla. Pascal Salin y Guy Sorman también son conocidos como líderes intelectuales liberales. El ente académico de pensamiento IFRAP (Instituto Frances de Investigación sobre la Administración Pública) y la asociación de tributantes “Contribuables Associés” también contribuyeron con la denuncia del despilfarro en la administración pública. El economista Jacques Marseille también se especializó en este nicho del liberalismo. Hoy en día proyectos jóvenes como Liberté Chérie, Libéraux & Contrepoints.org, Objectif Liberté, IREF (Instituto para la Investigación sobre Asuntos Fiscales), Institut Molinari, UnMondeLibre.org (mi proyecto) están intentado impulsar ideas liberales dentro de la prensa.

Cuesta creer que se tiende a decir que Nicolas Sarkozy, el ‘Presidente de los ricos’ (quien no es de la ENA sino un abogado) ha convertido a Francia en un país ultraliberal…¡cuando el gasto público es el 55,3% del PIB! Sarkozy el llamado presidente liberal ha logrado incrementar la deuda como ningún otro (85% del PIB), subió las tasas y la cantidad de impuestos (la presión fiscal es más del 44% del PIB).

La descentralización francesa en los 80’s, en lugar de permitir más ‘democracia local’ creó una multiplicación de las capas de administración, cada una con ausencia de responsabilidad por el financiamiento y gasto cruzado, han hechos las decisiones públicas complejas, obscuras e ilegibles. Un sistema de seguridad social muy generoso en términos de reembolso combinado con la práctica liberal de la medicina abrió la puerta a los excesos: Los franceses son los campeones del consumo de anti-depresivos. Y en el país de la solidaridad, miles de familias permitieron a los ancianos morir en la ola de calor del 2003, algo sintomático de la ruptura del enlace social: la solidaridad se nacionalizó, ¿así que porque debería a uno importarle?

En tales condiciones de total irresponsabilidad en las esferas políticas y sociales (sin mencionar los subsidios a las empresas y ciertas profesiones), no es de extrañar que el gasto público explotara. Por lo tanto hay una alta necesidad para que el liberalismo clásico se establezca en la Francia actual, para poner al país en el camino de la civilización el cual no existe sin responsabilidad individual.


*Emmanuel Martin es  editor de Unmondelibre.org, el sitio web en francés de El Cato Institute. Ha trabajado para el Think Thank liberal clásico francés  ALEPS (Association pour la Liberté Economique et le Progrès Social), y ha contribuido a las columnas de la página web del think tank www.libres.org . Él escribe regularmente columnas para el Institut Economique Molinari y la revista Société Civile . Él es moderador regular  de la International Akademie fur Fuehrungskraefte de la Fundación Friedrich Naumann de Alemania. El trabajo academico de Martin lidia con el "desarrollo falso", la dinámica del mercado y el crecimiento, y el concepto de la sociedad civil. Recibió su doctorado en Economía de la Facultad de Economía Aplicada,Universidad Paul Cézanne en Francia.


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