9 de octubre de 2011

Café y Libertad: ¿Seguridad vial o un impuesto oculto?

EDITORIAL

Las leyes se hicieron para los hombres y no los hombres para las leyes.” John Locke


Se debe reconocer un hecho: la seguridad vial en Costa Rica es un problema serio. No hace falta ser un experto para darse cuenta de las imprudencias cometidas en carretera y los accidentes (con fatalidades incluidas) que provocan. Sin embargo, esa no es razón para que el Estado se de la autoridad de iniciar un saqueo sistemático a costa de su propia ineficiencia.

El sistema de cámaras de velocidad en las denominadas “autopistas” representa la utilización de instrumentos legales a favor de los intereses del gobierno y en contra de la ciudadanía. Entre los argumentos de sus promotores encontramos aquel que dice que si usted respeta los límites no debería tener una multa. Pues bien, resulta interesante que los límites de esas mismas “autopistas” sean entre los 60 y 80 kilómetros por hora. Quienes necesiten llegar temprano a sus actividades del día están condenados. Al mismo en España se hicieron manifestaciones a favor de que no se redujeran los límites de velocidad a 110 kilómetros por hora, cuando anteriormente estaban en 140. Cuando se hace alusión a que en Costa Rica avanzamos a paso de tortuga, al parecer es bastante literal.

Es claro que lo que representan estas cámaras es un intento desesperado de los políticos por confiscar más de los ingresos de los costarricenses con multas desproporcionadas. Solo así se puede justificar que los montos superen la capacidad de pago de un costarricense promedio y los límites estén establecidos a velocidades ridículas que anteriormente eran superadas sin mayor problema.

Como ya se indicó, actualmente contamos con un problema de seguridad vial. Pero la solución definitivamente no pasa por asaltar a los conductores. La solución es una inversión adecuada en infraestructura por medio de concesiones con contratos realmente cumplibles. Al mismo tiempo es posible sacar de circulación a los malos conductores por medio de un cambio en el método de obtener licencias de conducir. Ya que de todas maneras se obliga a comprar un servicio para automóviles, sería interesante probar con que las empresas aseguradores realicen las pruebas de conducción, tienen los incentivos para hacerlo bien.

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