11 de septiembre de 2011

Café y Libertad: De la vivienda en Costa Rica

EDITORIAL

Hay una cortina de humo detrás de cada programa de gobierno.” Milton Friedman
Probablemente la mayoría de los lectores se haya encontrado el viernes y sábado antepasados que las principales vías terrestres del país estaban tomadas por jóvenes voluntarios, vestidos de rojo y con una misión: recolectar $250,000 (125 millones de colones) para construir 125 viviendas de emergencia.
 El entusiasmo y esfuerzo que esos jóvenes pusieron en cumplir su tarea se vieron reflejados en el éxito de que muchos costarricenses, por su propia voluntad, decidieran colaborar con esa noble causa. Los liberales siempre hemos sostenido que la cooperación y solidaridad con los más desprotegidos de la sociedad es realmente importante; sin embargo, esa se ejerce como una responsabilidad social discrecional de cada uno. Ejemplos como este nos demuestran que la organización propia de una sociedad libre y espontánea puede plasmar las metas que se proponga sin necesidad de planificación central.
Ahora bien, ¿qué sucede con el Estado en todo esto? Al parecer continúa en la etapa de la planificación y no se ven vestigios de que eso cambie. Hace ya varios años se creó el Ministerio de Vivienda y Asentamientos Urbanos (MIVAH) cuyo noble objetivo era la erradicación de los precarios en el país. Para trabajar en esa meta, el MIVAH necesitaba recursos que los tomó de todos los costarricenses por medio de impuestos. ¿Cuáles han sido los resultados? Según datos del Presupuesto Nacional de la República, del 2009 al 2011 el MIVAH aumentó su presupuesto en más de un 70% en términos reales, pasando de cerca de 4000 millones de colones a 17300 millones de colones anuales.1 Las razones de ese aumento substancial se deben en parte a la creación de impuesto a las llamadas “casas de lujo” y la acentuación en los gastos generales durante la Administración Arias. Ahora que revisamos cifras, recordemos que la colecta que realizaron los jóvenes tenía como objetivo solo 125 millones de colones.
Como costarricense, ya que el Estado decidió gastar mi dinero a mi nombre esperaría ver los efectos. Lamentablemente esos resultados no se han generado. La Contraloría General de la República estimó que 2500 millones de colones destinados a la erradicación de tugurios no se ejecutaron.Además, de los 17300 millones con los que cuenta el MIVAH, 3000 millones se destinan a gastos de burocracia. Del restante, 10000 millones se dedican exclusivamente a bonos de vivienda que constantemente terminan en manos de amigos de los políticos. Es importante destacar, que al mismo tiempo que da bonos, el Estado impone altos aranceles a materiales de construcción, restricciones al uso de la tierra, largos permisos de construcción y sumados a la inflación y la deuda (que suben las tasas de interés), encarecen las viviendas, ingresando en un círculo vicioso que consume cada vez más recursos.
Observando estos hechos, quizá  sea el momento de considerar un cambio esencial en la estrategia de vivienda del gobierno. El problema fundamental de la actual es que se toma como un hecho que los políticos tomarán buenas decisiones.

Referencias

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