17 de mayo de 2011

Dependencia nociva

Por: David Rodríguez
Director de Comunicación del Instituto AMAGI

En el mundo teórico, hay dos ideales sobre la sociedad que se busca; una sociedad que busca individuos libres y emprendedores o una que busca garantizar seguridad en todos los ámbitos. Si partimos de acá, muchos sin lugar a dudas argumentarían que ambos sistemas suenan bien y que porque no mezclar los mismos. Ahí se equivocan, ambos sistemas son excluyentes del otro; son opuestos. Eso no quiere decir que la libertad y la seguridad son excluyentes pero ambas como metas sí lo son. Esta problemática resulta perpleja pero es vital comprenderla dado que de otra manera podemos adoptar un sistema del que luego podemos ser víctimas.
Los sistemas en pro de garantizarle seguridad a la sociedad utilizan medios que atentan contra las libertades individuales. Para garantizar seguridad ante otros países, se garantiza mediante un ejército, pero un ejército que tiende a crecer; pero para ello requieren guerras o amenazas internacionales. Si las hay se exageran, si no las hay se inventan.  
Seguridad alimenticia, que bueno que el Estado reparta comida a todos o imponga precios ¿verdad? No, mediante precios máximos o precios mínimos; habrá exceso de oferta o de demanda dependiendo de cual se implementa. El equilibrio de los precios dictaminado por la oferta de los productores y la demanda de los consumidores es la que debería imperar, pero lamentablemente esto no tiende a suceder.
Seguridad social, los sistemas de seguridad social; gracias al hábil manejo del Estado tienden a llevar a la banca rota, a la ineficiencia, a altos impuestos y a mala calidad. Los precios de la seguridad social han aumentado dado a la alta intervención estatal; severes regulaciones e incluso fijación de salarios para los médicos.
Pero ¿y si el Estado se encarga de asegurarnos un ambiente social seguro?  Ya sea vía leyes anti-tabaco, anti-drogas, anti-alcohol, etc. Pues no, esta represión del mercado solo arraiga un mercado negro creciente y peligroso. Pareciera que la seguridad no funciona pero debe haber excepciones ¿o no?
 Seguridad económica, mediante redistribución de la riqueza; ¿Esto sí nos ayudará a maximizarnos cierto o no? No, y es muy simple: 1- Un sistema de éstos ocupa altas tasa impositivas; si no se incentiva la producción, no se generará la riqueza para distribuir 2- Normalmente estos sistemas ocupan que haya más dinero, más crédito; por lo que bajan las tasas de interés causando inflación monetaria creando nada más ni nada menos que una burbuja crediticia; la estabilidad es la primera en sucumbir cuando estas burbujas explotan. 3-Leyes de salarios mínimos, y la redistribución de cantidades mínimas de dinero que incentivan a no trabajar, evitan que las personas se maximicen y por consecuencia tuvieran un ingreso mayor ¿Son seguros estos ingresos bajos y fijos que también sufren cuando la burbuja crediticia explota? La seguridad económica es una farsa; estas medidas llevan a inflación de precios debido a la inflación monetaria; una familia de bajos recursos es la primera en ser afectada cuando los precios de productos de la canasta básica suben.
La seguridad proporcionada por el Estado es a costas de libertades civiles o de libertades económicas, etc. Y entre menos libertades civiles y económicas menos maximización individual. Es muy simple, más Estado equivale a menos maximización individual. Un sistema de libre mercado y libertades civiles; con el garante de un Estado que vigile que todos seamos iguales ante la ley (principio fundamental de la justicia legal); es la mejor manera de que una sociedad se maximice. Una sociedad maximizada es más próspera, justa y caritativa; y todo mediante una sociedad libre y voluntaria.
Concluyo con un pensamiento, Karl Popper dijo que ‘‘Tenemos que hacer planes para la libertad, y no sólo para la seguridad, por la única razón de que sólo la libertad puede hacer segura la seguridad. ’’ Por siglos los individuos hemos sido enseñados a obedecer; a obedecer al Estado porque el Estado sabe lo que nos conviene y vela por nuestra seguridad. Obedecer se puede hacer con un patrón porque respeta un contrato voluntario, o a un juez porque se supone que vela por nuestra libertad civil. Pero obedecer a un modelo de dependencia estatal es triste. Me atrevo a decir que ya es hora de que los individuos exijan una sociedad libre y voluntaria y que empecemos a creer en que nos podemos maximizar por nuestro bien y por consecuencia del de los demás. Entre menos dependientes seamos de un Estado garante de seguridad; seremos más emprendedores y prósperos. El éxito no existiría sin la posibilidad del fracaso. Pero todo empieza con una revolución mental.

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